septiembre 2007



Somos dos
Para qué queremos mas
Pensamos antes de matarnos

Íbamos hacia el cielo y al compás
Sabrá Dios que pudo soltarnos
O soltarnos

Ardió el colchón
Donde tú y yo
Mojamos nuestros flacos huesos secos
Tiritando y un amor tan prieto y dulce
Como no pensé que habría algo tan dulce en tu voz

Y esto es solo una aproximación
Solo una aproximación
Solo una aproximación
Y esto es solo una aproximación
Solo una aproximación
Solo una aproximación

Quiérenos al destino quiérenos
Déjanos antes de acostarnos
Júntanos al camino júntanos
Otra vez antes de matarnos

Ardió el colchón donde tú y yo
Empapamos nuestros flacos huesos secos
Tiritando y un amor tan prieto y dulce
Como no pensé que habría algo tan dulce en tu voz

Y esto es solo una aproximación
Solo una aproximación
Solo una aproximación
Y esto es solo una aproximación
Solo una aproximación
Solo una aproximación
PEREZA


¡Ah principito! Poco a poco comprendí el motivo de tu melancolía. Desde hacía tiempo no habías tenido más distracción que la de observar la dulzura de las puestas de sol. Esto lo supe en la mañana del cuarto día, cuando me dijiste:
– Me gustan mucho las puestas de sol. Vamos a contemplar una…
– Pero hay que esperar…
– Esperar qué?
– Esperar a que el sol empiece a ocultarse

Al principio te sorprendiste, pero después te reíste de ti mismo y me dijiste:
– Siempre creo estar en mi planeta!

En efecto, cuando es mediodía en Estados Unidos, todo el mundo sabe que en Francia es el atardecer. Bastaría trasladarse en un minuto a Francia, para asistir a la puesta de sol. Desgraciadamente Francia está demasiado lejos. Pero en tu pequeño planeta, te bastaba con mover tu silla unos cuantos pasos para deleitarte con el crepúsculo cada vez que lo deseabas…

– Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces. Poco después añadías…

– ¿Sabes…? Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol…
– Entonces, ¿el día que viste los cuarenta y tres atardeceres estabas muy triste?
El principito no me contestó.

Más atarcederes en:
eternal sunset


Debe ser algo serio finalmente.
A menudo he estado sola pero nunca he vivido sola.
Cuando estaba con alguien, a menudo estaba contenta.
Pero al mismo tiempo, todo parecía una coincidencia.
Estaba con un hombre, enamorada, y podría haberlo dejado allí e irme con el extraño que vi en la calle.

Mírame o no lo hagas,
Dame tu mano o no lo hagas,
No me des la mano y alejes la mirada.

Creo que hoy hay luna nueva. No hay noche más pacífica.
No se derrama sangre en la ciudad.
Nunca he jugado con nadie e incluso así,
he abierto los ojos y pensado: Esto es serio.
Al fin se está tornando serio.

He crecido,
¿Acaso era yo la única que no estaba seria?
¿Es nuestra época la que no es seria?
Nunca me he sentido sola, ni cuando lo estaba, ni cuando había otra gente.
Pero me habría gustado estar sola al fin.
La soledad significa que estoy entera al fin.
Ahora puedo decírtelo, como esta noche, al fin estoy sola.

Debo acabar con las coincidencias.
La luna nueva de la decisión.
No sé si es el destino pero hay una decisión.
¡Decide!
Ahora es nuestro turno. No solo la ciudad, sino todo el mundo
Participa de nuestra decisión.
Ahora nosotros dos somos más que nosotros dos.
Representamos algo. Ahora estamos representando a la gente,
Y todo el lugar está lleno de los que están soñando el mismo sueño.
Estamos decidiendo el juego de todos.
Yo estoy lista. Ahora es tu turno.
Tienes el juego en tus manos. Ahora o nunca.

Me necesitas. Me necesitarás.
No hay historia más grande que la nuestra.
La de un hombre y una mujer.
Será una historia de gigantes invisibles, traspuesta, una historia de nuestros ancestros.
Mira, mis ojos son la esencia de la necesidad del futuro de todos los que están en este lugar.

Anoché soñé con un extraño, con mi hombre. Solo con él podría estar sola, abrirme a él por completo, toda para él.

Darle la bienvenida, con todo mi ser, rodearle con el laberinto de la felicidad compartida. Yo sé que eres tú.
EL CIELO SOBRE BERLIN, DE Wim Wenders (1987)


“Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. (…) Y el amado puede podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor”.

Animales de Compañía, Juan Manuel de Prada, XLSemanal nº 1.039
Extracto de «LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE» de Carson McCullens


La rapidez, que es una virtud, engendra su vicio, que es la precipitación.
GREGORIO MARAÑON

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