noviembre 2006


20,000 miles to an oasis
20,000 years will I burn
20,000 chances I wasted
Waiting for the moment to turn
I would give my life to find it
I would give it all
Catch me if I fall

Walking through the woods I have faced it
Looking for something to learn
30,000 thoughts have replaced it,
Never in my time to return
I would give my life to find it
I would give it all
Catch me if I fall
All alone
Waiting to fall

40,000 stars in the evening
Look at them fall from the sky
40,000 reasons for living
40,000 tears in your eye

I would give my life to find it
I would give it all
Catch me if I fall
R.E.M.


Eduard Norton, en «El club de la lucha» una película de David Fincher (1999) basada en una novela de Chuck Palahniuk


Hace tiempo que me cuesta hablar,
como un miedo a no saber estar
donde los demás me piden que esté,
miedo no se bien a qué…

Y cada día creo un poco más
que la edad nos va haciendo callar,
ya no digo tonterías por decir,
me asusta lo que creen de mí…

Al olvido, todo cuanto he aprendido,
si ha de hacerme tanto daño
lo que guardo en el cajón,
yo se lo regalo al olvido,
todos y cada momento
que hasta hoy llevaba dentro
no los quiero junto a mí,
se los regalo al olvido.

Creía que hacerse mayor
te otorgaba algo más de control,
por lo menos mi caso no es así,
hay cosas que aun no se decir.

Y me confunde la gente al pasar.
Pánico a encontrarme a alguien
y tenerme que parar a saludar.
No se me ocurre qué decir.

Al olvido, todo cuanto he aprendido,
si ha de hacerme tanto daño
lo que guardo en el cajón,
yo se lo regalo al olvido,
todos y cada momento
que hasta hoy llevaba dentro
no los quiero junto a mí…

Voy a dejarlos aquí
mientras salgo a pasear,
alguien se los llevará
y así quizás al volver
puede ser que ya no estén aquí…

Y me iré solo por el callejón
escondiéndome de los demás.
Quizás nadie me vea correr…
ELEFANTES


Donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos.
Donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací.

De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.

Viento que a su murmullo parece hablar
mueve el mundo con gracia, la ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal
es su temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.

De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.

Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.
ANTONIO VEGA



Hace cinco días que entramos en el otoño europeo, aunque todavía hace calor. Pero el invierno se aproxima y el frío será implacable. Los árboles que aún están cargados de hojas murmurarán muy tristes cuando las hayan perdido todas: «Nunca volveremos a ser como antes».

Pensándolo bien, menos mal. Porque si no, ¿qué sentido tendría renovarse? Vivir es cambiar, ésta es la lección que nos enseñan las estaciones.

El que vive apenas rememorando es que ha perdido el sentido de la vida.

PAULO COELHO, XL Semanal, Domingo 19 de Noviembre de 2006

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