
Para este nuevo universo sin coordenadas no existen mapas. Detrás de cada mirada hay un rincón oscuro. Un lugar en el que el mar se llena de sombras, un mar repleto de esquinas en las que el viento parece enredarse hasta que todo carece de sentido. Incluso esa sensación de que en cada vida ocurre algo único que se repite constantemente. De isla a isla, de soledad en soledad.
No creo que en este universo puedan vivirse todas las vidas que llevamos dentro, existe otra dimensión en la que los hombres nos prolongamos tanto como lo hacen esas sombras estiradas por la luz. No creo que nadie pueda mirarme a los ojos y decirme: «Sé como eres. Conozco tu historia. Ya lo hemos dicho todo». No estamos hechos para ser consumidos por el tiempo. No estamos hechos para renunciar a los sueños. No estamos hechos para vivir en un refugio constantemente. Somos islas en movimiento. No cabemos en una sola historia. Necesitamos más vida.
La ilustración es de Anna Ignatieva.