Jardines Ryoan-Ji, en Kioto.

Me alegro de que todo te marche mejor que bien y de que decores los días futuros de imágenes que poco o nada tienen que ver con la desesperanza. Todo te va bien y yo me alegro de que sea así. Es emocionante descubrir que creces y que lo haces con una sonrisa en tus labios y tus manos llenas de planos del mundo que te queda por descubrir. Eso es algo estimulante.
Una ciudad nueva, una vida nueva empujada por viejos anhelos, libertad, amor y luz. Porque si algo no te fallará nunca en esa ciudad será la luz que a veces has echado tanto de menos. La luz de ese sol que te acaricia en invierno y te empuja al mar en verano.